Los diez detalles que hacen de una joya una pieza perfecta


Una joya no es un accesorio más. De la misma manera que tu forma de hablar o tu mirada no son simples rasgos de tu personalidad sino que hablan de ti, te ubican en tu lugar en el mundo. Por eso, no elijas una pieza al azar, no busques desesperadamente esa sortija o ese brazalete que, simplemente, te ha llamado la atención.

Es mucho más: de alguna manera, la joya te busca a ti. Y cuando te encuentra, sencillamente lo sabes.

No son piezas cualesquiera. Están forjadas de un material distinto. Te ayudamos a diferenciarla, para ese momento en que la joya de contigo.

Conjunta contigo. Pero no lo hace con otras prendas o accesorios: lo hace con tu manera de pensar, tu forma de sentir.

Expresa algo más: un vínculo con un lugar determinado, con una página desconocida de la historia, con una época de tu vida…

No es un producto. Es imaginada para una sola persona, cada detalle cuenta, es una creación artesana fruto de una pasión fraguada en el taller.

Genera un vínculo. Con quien la regala, con quien la muestra… Pero también con el artesano que la crea. Con el se crea un lazo imposible de romper.

Ayuda a expresarte. No son un accidente en tu atuendo; hablan de tus deseos, de tu forma de caminar por el mundo.

Es diferente al resto. Tiene algo que la hace especial, ese pequeño detalle, esa forma, ese color…

Rompe con lo establecido. Es diferente a lo que se espera de ella, aporta algo distinto a lo que se espera de ti.

Te habla. Genera una emoción, casi inexplicable, al verla, al sentirla.

Conecta con tu mundo. Es capaz de evocar un momento concreto de tu vida, un recuerdo que creías olvidado, a esa persona…

Es para ti y solo para ti.

Por eso, las joyas que nacen en un taller como el nuestro son diferentes. Nunca dejes de buscarlas.

Imagen: Vidyka