El mundo a través de los ojos de una niña

Lo que para muchos es una tediosa y aburrida tarde de verano en sus ojos son solo unos minutos que se van sin darse cuenta. Para nosotros es solo un momento más, un trámite; para ella es un regalo que le pone en bandeja y al alcance de la mano cientos de cosas nuevas, aún por descubrir. En sus ojos de niña todo es desconocido y emocionante, nada es lo que parece.

En un trozo del jardín, entre el césped, ella ve una selva en la que perder sus juguetes.

Una pequeña charca es todo un océano en el que jugar.

Los botones perdidos que hay en casa son la moneda con la que se compra y se vende en una tienda que ella misma ha imaginado.

Los primeros paseos en bicicleta son largas travesías que parece que cruzan el mundo entero.

Todo depende de los ojos con los que se miren las cosas. ¿Hace cuánto que no vemos las cosas de esta manera? Todo es más asombroso, salvaje, misterioso y apasionante si recuperamos esa mirada que teníamos de pequeños.

A nosotros nos ocurre lo mismo: igual que esa niña encuentra un mar, una jungla o todo un universo en cualquier cosa diminuta; en un boceto, en un pequeño dibujo, en uno de sus destellos de imaginación puede esconderse una joya. Una pieza, como ella, única, creada a partir de su fantasía. Esa que solo los más pequeño tienen.

Haz tú lo mismo. Haz que salga esa niña que tienes dentro. Haz que su mirada vuelva a conquistarlo todo.