Huyamos de lo convencional. Acabemos con los academicismos. Que nadie nos imponga su forma de hacer las cosas. Si todos se empeñan en hacer las cosas de la misma manera, mejor probar algo distinto.
Los artistas del movimiento naíf se apartaban de normas rígidas para dar con creaciones frescas, aparentemente sencillas. También estaban cargadas de emotividad y autenticidad, que a menudo remitían a una vida campesina, familiar.
Hagamos eso mismo ahora.
Las piezas de la colección ‘Naíf’ buscan a alguien espontáneo, pero no irreflexivo; ingenuo, pero no crédulo. Aspectos de nosotros mismos que, conscientes o no, están esperando a que afloren.