Cuando estás en una encrucijada, siempre hay dos alternativas: seguir el camino marcado o hacer uno propio. Si eliges seguir el primero no vas a encontrar nada nuevo ni nada te va a asombrar; el segundo, en cambio, no sabes dónde te va a llevar. Pero, justamente, eso es lo bueno: sabes que la vida es un descubrir constante y una fuente inagotable de sorpresas. O, al menos, así debería serlo.
Tienes dos posibles elecciones: seguir la ruta marcada por el resto o todo lo contrario, abrirte paso tú sola. En el primer caso, vas a ser una más entre la corriente, un número más en la masa que no te va a diferenciar. Si decides abrirte paso, solo tú pones las normas, solo tú estableces tus límites.
Has de elegir, en definitiva, entre dos opciones. O te comportas como las demás, como todo el mundo espera de ti, o, mejor, encuentras tu manera de hacer las cosas. Sigues esta intuición sin que te importe lo que opine el resto. Decides que tú no te vas a quedar atrapada en lo que piensen ellos.
Si eres de las que eligen este segundo camino, nosotros te comprendemos, hacemos lo mismo.
En el atelier de Kiko Contreras no vendemos un producto, ni fabricamos en serie; nosotros, artesanos, compartimos creaciones únicas con nuestras clientas. Tampoco hacemos piezas carentes de significado que no aportan nada; ofrecemos joyas exclusivas que se adaptan a la forma única de ver el mundo que tiene quien acude al taller. Nosotros no repetimos la fórmula, ni lo que funciona, sino que estamos continuamente explorando, reinventándonos de forma constante.
Nosotros no vendemos solo oro. Abrimos nuevas vías con quien quiere aventurarse. Justo donde pocos se atreven. ¡Mujeres independientes: BIENVENIDAS!