Siempre hay una manera mejor de hacer las cosas: la tuya

Es muy joven, pero lleva ya tiempo aprendiendo de los mejores. Entre lección y lección imagina y se ve a sí mismo como todo un profesional curtido, como un maestro experto que algún día enseñará a otros como él. En ninguno de sus proyectos que sueña para su futuro, esos que le abordan en sus ratos muertos o cuando no está trabajando, permanece alejado del oficio que le está empezando a marcar. Sabe que será de por vida.

Es muy joven, pero en los talleres de la ciudad en los que es aprendiz ya es conocido por su desenvoltura, por su capacidad de aprehender todo lo que se va encontrando día a día. Pero tiene algo más, algo solo para él: en las tardes frías, cuando sale de los talleres de la ciudad que le han dado una oportunidad, vuelve solo a su casa. Allí tiene un rincón que se ha creado para sí mismo. Por su cuenta está explorando las infinitas posibilidades que encuentra en su nuevo oficio. Quiere ir más allá.

Está agradecido a los maestros joyeros que le instruyen en un trabajo que está empezando a amar. Pero quiere más. En la intimidad de su hogar funde materiales, experimenta con el oro, lo une con otros materiales… Las posibilidades son infinitas.

Le divierte lo que hace de continuo, pero quiere algo más. Le llenan las enseñanzas y las preparaciones de sus mentores, pero ve otras posibilidades. Salir de lo que se espera de un profesional como él en una ciudad como esa en la que está aprendiendo.

En casa tiene un pequeño altar. Es ese espacio que ha imaginado para indagar, ese lugar consagrado a llevar su oficio a otra dimensión. En el pequeño escritorio hay resinas, barro, vidrios; también funde oro, que él utiliza con materiales hasta ese momento insospechados. Las posibilidades son infinitas.

Poco a poco, como en esos planes con los que había fantaseado, el rincón se va haciendo más grande. Los materiales, las ideas, las creaciones y los nuevos proyectos cada vez ocupan más sitio. Hasta que, por fin, el pequeño lugar donde daba forma a sus sueños de juventud se convierte en todo un taller profesional que llega hasta el día de hoy.

Ahora, como entonces, es un espacio personal en el que, como un buen actor, ensaya y ensaya hasta dar con su propia voz, su forma de presentarse ante el mundo. Siempre respet
ando, claro, esas enseñanzas de quienes le ayudaron a amar su oficio.

Como él, nunca te quedes con un solo modo de hacer las cosas. Busca tu camino cueste lo que cueste, tu forma única e irrepetible de expresarte: siempre será la manera mejor de hacer las cosas.