Hoy comienza un nuevo momento para ti. Es ese instante, otra vez, en el que los árboles cambian de colores, en el que tu cabeza traza los planes para el curso que acaba de empezar, en el que haces, de algún modo, borrón y cuenta nueva, y te pones en marcha otra vez.
Es el momento de llevar a los tuyos al parque más cercano y jugar con las hojas que empiezan a amontonarse en el suelo. De escuchar cómo el viento mece los arboles suavemente. De calzarte unas botas de agua y saltar en los charcos, como una niña. De cambiar tu armario y elegir nuevas prendas, nuevos colores. De quedarte una tarde de sábado en el calor de tu casa disfrutando de ese libro que no tenías tiempo de empezar. De pasar tardes enteras en el cine. De ver llover por la ventana mientras suena tu disco favorito. De contemplar las formas caprichosas que adoptan las ramas desnudas de los árboles. De apuntarte a un curso para aprender algo nuevo. De estar quieta durante horas en medio de un bosque escuchando los sonidos de los animales. De disfrutar del primer vino de la temporada. De volver a coger la cámara de fotos e inmortalizar los colores que brotan de repente a tu alrededor. De buscar una nueva receta, probarla en la cocina y observar cómo cambia el tiempo en la calle. De disfrutar de las playas desiertas, ahora que la mayoría no se atreve —pero tú no eres como el resto—. De experimentar esa sensación que tienes cuando enciendes la chimenea por primera vez en el año. De retomar esos platos de cuchara que te despiertan recuerdos de tu familia, de tu infancia. De coleccionar las hojas caídas y guardarlas como recuerdos de momentos únicos. De redecorar tu casa, de darle un nuevo toque a lo que ves a diario. De elegir una nueva joya, de explorar, de arriesgarse, de buscar.
Este es tu momento, el de retomar ciertas cosas que permanecían esperándote, el de descubrir otras nuevas. Pero siempre con la misma forma de sentir. Que nadie te lo quite.