Que nadie te diga cómo, solo siente

¿Cuántas veces, a lo largo de tu vida, te han dicho lo que tienes que hacer? Estudia esta carrera, cómprate esta prenda, vive siempre en la misma ciudad, ten un coche (u otro más), no te cambies de trabajo, es mejor que compres una casa… Te pones a rememorar y das en tu pasado con varias de estas situaciones. A todos nos pasa. ¿Cuántas veces te han impuesto una misma manera de hacer las cosas? ¿En cuántas ocasiones te han intentado convencer de que hay que ser como el resto?

Muchos dicen que es por tu bien, que es mejor que sigas el camino establecido.

Otras veces eres tú quien dudas: ¿estaré haciendo bien? ¿Me estaré complicando demasiado? A veces, no lo puedes evitar, escuchas a quienes te rodean. Y, claro, piensas en cómo serían las cosas si actuases de forma diferente, si tu forma de sentir las cosas se ajustase, aunque solo fuera un poco, a lo que el resto espera de ti.

Pero tú no eres así.

Te dejas llevar.

Aunque te propongas lo contrario, tu destino es hacer las cosas a tu manera. Es la única que conoces. Está la forma de obrar del resto y la correcta. La que tú estimas correcta. Lo tienes muy claro. Así, dejas de dudar y lo haces todo a tu modo, aprendiendo de la experiencia, valorando que lo que hay tu alrededor no es sino una exaltación de todas lo bueno que existe en la vida.

Olvídate de lo que piense el resto, huye de lo convencional, no te dejes confundir. Tan solo explora tu propio recorrido, siente de la forma que quieras, rodéate de aquellas personas que compartan tus ilusiones y celebra el hecho de ser como eres.

Por todo ello, feliz Día del Orgullo Gay.

Esta canción habla de mí

Las notas musicales se deslizan de forma serena por las cinco líneas del pentagrama. La clave, siempre en el mismo sitio, es el centro alrededor del cual giran las demás. Todo encaja perfectamente y, tan siquiera verlo proporciona una sensación de armonía, de que todo encaja naturalmente.

En ocasiones, en medio de una sinfonía, algo destaca: es un pequeño fraseo, un instrumento que, por un momento, destaca sobre el resto. Lo escuchas y tienes la sensación de que, muchas veces, un pequeño detalle embellece un todo que, de no existir, sería difere
nte.

¿Cuántas veces lo has dicho? «Esta canción habla de mí». Lo piensas, y parece que el compositor se ha puesto en tu piel, ha sentido exactamente lo mismo que tú en el mismo momento y lo ha expresado de una forma única, como solo tú harías. Tienes la sensación de que no estás sola.
Piénsalo: el día es lluvioso y gris, na
da te sale como esperas. Pero vas de camino al trabajo y te para una melodía reconocible, que había tiempo no escuchabas —o no de la misma manera—. De una forma casi sobrenatural, una sonrisa se dibuja en tu cara, y no sabes por qué. El día, de repente es radiante y luminoso, y todo va cobrandsentido. ¿Te ha pasado? Son canciones que parecen construidas para cambiarte.

El efecto que tiene una joya dentro de una colección puede ser el mismo: cada elemento está en su sitio, todo concuerda, cada pequeño detalle te embellece, te diferencia pero también te hace sentir que formas parte de esa minoría que puede decirlo: «Esta canción habla de mí».

Por eso, hoy, Fiesta de la Música, déjate acompañar por esa melodía que te solía hacer sentir única. Sal y disfruta de un concierto; descubre un nuevo artista; rodéate de sonidos que te hagan sentir que todo encaja. Porque la música es el arte que sosiega, acompaña, sugiere, te reconfigura. Porque la música es el arte más completo del mundo; y tú, también.

Juega siempre

¿Te has fijado? Estamos en esa época del año. Dejamos atrás la oscuridad, los momentos de recluirse, los de las ventanas y las cortinas cerradas; el frío y la monotonía se han ido por ahora. Ya volverán: recuerda que la vida es un suceder de etapas y momentos; aunque ese momento está lejos. Quédate con este instante, aquí y ahora. Sal a la calle y mira el sol resplandeciente. ¿Te has fijado? Los días son mucho más largos.

Ahora tenemos más tiempo. Estás hecha para exprimir al máximo cada hora. Lo ves casi como un regalo. Tienes más momentos para disfrutar de la compañía de los que te rodean, de esas personas que ponen un poco de luz en tu vida. Aprovecha y disfruta de ellos.

Ahora tienes más tiempo para descubrir algo que no conocías. ¿Si el reloj te concede una hora más qué haces? Emplearla al máximo. Una buena forma de hacerlo es haciendo algo que nunca habías imaginado.

Ahora tienes más tiempo para demostrar lo que vales. Para demostrárselo a los demás y, sobre todo, para mostrártelo a ti misma. Hacerte ver, también, que no tienes techo, que puedes mejorar día a día en lo que te propongas. Las marcas te las pones tú y solo tú. Tu meta es ir superándolas una a una.

Ahora tienes más tiempo para celebrar cada triunfo o desquitarse de cada derrota. Ganes o pierdas, emociónate con lo que hagas.

Puedes hacer todo esto con lo que te propongas, con cualquier faceta de tu vida, en cualquier sitio y con cualquier motivo. Pero también te puede sugerir, ahora que es tiempo de torneos, un partido de pádel. Porque, igual que la vida, no es solo un juego, ni es solo un deporte: es camaradería, es algo nuevo, es afán de superarse, es sobreponerse a lo que venga.

Y, también, puede ser fuente de inspiración.

Como una tarde junto a amigos, un descubrimiento tardío o una forma distinta de celebrar la vida.

Nunca lo dudes

No pienses en que algo puede pasar; simplemente hazlo.

Tampoco en cuántas cosas podrías haber hecho si hubieras obrado de otro modo; simplemente céntrate en este mismo momento, sé consciente de él y de lo que te rodea. Siente como si no hubiera mañana.

Olvida aquel día en que, crees, no estuviste a la altura, o no reaccionaste de la forma en que esperabas; para ti no existe la palabra arrepentirse.

No te quedes parada mirando cómo se comporta el resto, cómo van pasando a tu alrededor; muévete, hacia donde te mande tu instinto, aunque a veces suponga ir en la dirección contraria. Pero no pasa nada, todas las rutas son válidas.

Que no te inquieten esos planes de futuro, que pueden salir bien, que pueden escaparse o que te pueden dejar de lado; solo disfruta del aquí y del ahora, empezando por hoy. No sabemos dónde estaremos en el siguiente paso.

Te vienen a la cabeza nombres, personas, compañeros de viaje, todo lo vivido y esos instantes que tanto disfrutaste a su lado; coge el teléfono, haz una llamada y revívelos. Mejor aún: crea otros nuevos.

Nunca te ha gustado permanecer en el mismo sitio, por cómodo que sea; aprende cosas nuevas, siempre lo has hecho. ¿Recuerdas la emoción de las primeras veces, de los primeros pasos?

Deja de pensar en lo que pudo haber sido, en aquel tren que no cogiste, en aquella oportunidad que a veces vuelve a ti y te encuentra casi sin quererlo; simplemente, búscate otras metas. O búscate a ti, sin más.

Nunca te dejes vencer por el desaliento, ni por el cansancio, destierra esos términos de tu vocabulario; ponte en marcha y actívate, solo tú sabes cómo hacerlo.

No estés parada mirando el mapa, pensando y pensando cuál va a ser el itinerario más seguro o el más recomendable; tan solo echa a andar y ya descubrirás dónde acabas. En la sorpresa reside lo mejor, siempre.

No le des más vueltas; simplemente actúa. Y disfruta. Hoy es el mejor día para ello.

El momento en que todo encaja

A veces, no es sencillo encontrar a alguien que comparta tu visión, tu forma de hacer las cosas, tu pasión. Pero hay ocasiones en que, buscando o casi por una cuestión de azar, te lo encuentras. Y sencillamente lo ves. Ves que de esa mirada en común, de esa sensación que tienes cuando por fin lo has encontrado, puede surgir algo.

 
Precisamente eso ocurrió cuando tras una conferencia, Kiko Contreras entabló conversación con el ponente. El diseñador Ulises Mérida veía las cosas de la misma manera. Y de esa conversación nació la idea: ¿por qué no unir ideas de ambos? ¿Por qué no dar con una obra única que vaya acorde con la imaginación de los dos? Si la joya se adecúa a las facciones de quien la lleva, ¿por qué no iba a hacerlo toda una colección al trabajo de un diseñador?

 
De este encuentro nació la idea; de la idea, el trabajo en el taller. Y el resultado se llama Arena y Mar, la colección que esta semana se ha presentado en el espacio de Ulises Mérida en Madrid.

 
A veces, alguien te muestra algo, aunque sea un pequeño objeto. Y, de alguna manera, te llega. Quieres darle forma, trabajarlo. Eso ocurrió con lo que, después, se convirtió en la razón de ser de Arena y Mar: una colección de vidrios que Ulises trajo de la playa en un viaje por Florida. Algo aparentemente sencillo.

 
Pero que requería un trabajo minucioso.

 
En el taller nacieron ideas, largos procesos de horas y horas, y, de nuevo, más ideas. El vidrio se enfría; mientras, el artesano piensa y forja las obras en su cabeza. El resultado, una colección de piezas que resultan en un elogio a la versatilidad.

 
Hay tantas posibilidades como imaginación tengas.

 
Son obras que no admiten un único aspecto, que se adaptan. Exactamente igual que tú; y que nosotros.