Mi decisión

Para una persona, no hay nada más valioso que la propiedad intelectual. Si nos despojan de la propiedad de nuestras ideas y creaciones, nos lo quitan todo. Si nos arrebatan los derechos que se derivan de nuestras obras, no tenemos nada. Nosotros, los artistas, los creadores, todos aquellos que vivimos de crear algo, bien sea una canción, una letra, una música, una película, un diseño o una campaña, vivimos de tener ideas, de diseñarlas, de producirlas. Es nuestra vida.

Podemos, si queremos, ceder ciertos derechos. Por ejemplo, cuando yo diseño y creo una joya con mis manos, te vendo la joya, pero no te vendo el derecho a reproducirla, a copiarla, porque el diseño es mi propiedad, es mi vida, es el resultado de toda una vida de aprendizaje, de ensayo, de errores y de éxitos.

Pero también, los artistas podemos ceder parte de los derechos de una obra ¿Por qué no? Pero será porque queremos, no porque nadie nos obligue a ello. El hecho de desprenderse totalmente de algo que ha surgido de ti es muy difícil, incluso a veces doloroso. El coste es infinito. Por eso, no puede cederse de cualquier forma.   

He decidido no ser candidato al concurso que el Ayuntamiento de Valladolid presenta para su Espiga y Alondra de SEMINCI. Y he decidido no presentarme porque, al hacerlo, quedas obligado a ceder los derechos de ese diseño de modo eterno al Festival a un coste que, a mi juicio, no hace valer la obra, el trabajo y el esfuerzo. Como sabéis, fui el ganador del último concurso y ha sido un honor crear esa Espiga y esa Alondra durante todos estos años. Ha sido un honor enorme para mi familia, para mis amigos y para mí ver ese diseño en manos de personas con tanto talento alrededor del mundo. Para mí, esa Espiga y Alondra son especiales, son el fruto de mi trabajo y de un cariño infinito.

Estoy y estaré a disposición de mi ciudad, del ayuntamiento, de SEMINCI y de mis vecinos para lo que estimen oportuno. Pero no puedo aceptar formar parte de un concurso con este planteamiento. Va contra mis principios y, sin principios, no somos nada. Gracias por comprenderme.