No comprendería mi vida sin ellas. Siempre me han acompañado, me han escuchado, he aprendido de ellas, me han inspirado durante toda mi vida y, por supuesto, han trabajado codo a codo conmigo.
Si echo la vista atrás, muchas son las mujeres que han tenido una gran influencia en todos y cada uno de los pasos que he dado. La primera de ellas, como no, la que me dio la vida. Mi madre, Daniela, una mujer única y especial. Como ella, ninguna. Y a veces, haciendo también el papel de madre, está mi hermana Leo, que siempre me ha dado un punto de vista más dinámico y ha sido mi consejera en muchos momento de mi vida.
Y luego vino ella. Elisa, mi mujer. El pilar de mi vida. Ella me aporta estabilidad y apoyo en todas las decisiones que he tomado. Siempre con positividad, siempre animándome a afrontar retos. Ella es mi compañera, mi confidente, mi amiga, mi amante, la madre de mis hijas… Es parte de mí y yo de ella. Juntos somos un todo y un nada. Doy gracias cada día porque nuestros caminos se cruzasen.
Gracias a Elisa, tuve la suerte de encontrar a otro de los grandes apoyos de mi vida, mi suegra Consuelo. Una persona que siempre me ha aportado seguridad y tranquilidad, sobre todo en los momentos en los que más lo necesitaba.
Y como no, mis niñas. Marina y Anna. Mis hijas por las que luchar cada día e intentar ser un buen ejemplo y un referente. Mi orgullo por ellas es inabarcable.
Ellas han sido y son, las mujeres que han marcado mi forma de ser, de vivir y de sentir. Gracias a ellas soy Kiko Contreras. Pero también, hay otras mujeres que han participado en la creación de otro Kiko Contreras, el joyero.
Ellas son mis queridas Paula y María. Dos jóvenes estudiantes de diseño que fueron capaces de ver que mi trabajo era interesante y que tenía un toque distinto. Dos mujeres rebeldes, inconformistas, que tenían una visión de la joyería que va más allá de lo tradicional. Gracias ellas, conseguí aportar a mi trabajo esa frescura que me esfuerzo en seguir manteniendo cada día. Mi agradecimiento por creer en mí y en mi trabajo es infinito. Estoy seguro que allí donde esté, Paula quiere que siga innovando, creando y soñando. Y lo seguiré haciendo.
Con todas estas experiencias, consejos, influencias… me siento en la obligación permanente de devolverles todo lo que me han dado. En el taller encuentro el camino para ello. ¿Qué joya quiero para ellas? Algo que se funda con ellas, que sea parte de ellas. Quiero crear una joya única con la que se sientan cómodas, 100% seguras de sí mismas y, sobre todo, tan especiales como lo son para mí.
Por eso, te invito a que vengas a mi taller. Para hablar contigo, conocerte, que me transmitas hacia donde tengo que dirigirme. Con toda esa información, seré capaz de realizar esa pieza especial que te haga sentir especial, cómoda y única.
Todo mi trabajo… Por ellas.